Karyatide es uno de los poemas de corte dionisiaco más importantes que escribió Gottfried Benn en su etapa expresionista. La elección del título mismo se refiere a un objeto de la producción artística, y todo el contenido del poema remite tanto al tema, ya tratado por el autor en varios otros poemas previos, de la creación artística, cuanto al de la meridionalidad (Südlichkeit) mencionada en el último verso. Es importante señalar que tanto el título del poema como el objeto mismo que designa la palabra cariátide se refieren, ambos, a un objeto, el título del poema y la escultura, que no existe sino en función de lo que específicamente hace: sostener la arquitectura de una obra. La existencia de la cariátide se da únicamente a través de su función: existe en cuanto sostiene. A partir de esta conceptualización podemos imaginar todo ese mundo que el poema "sostiene". Pero no dejemos llevar demasiado lejos la imaginación, al menos no tan libremente. Porque el poema se enmarca en los conceptos tempranos de la poética de nuestro autor, uno de los cuales, el más fundamental de todos, es su concepto, justamente, de la meridionalidad, de la búsqueda y anhelo del sur, representado por el color azul. El poema está, también, sustentado en la teoría nietzscheana de la justificación de la existencia a través del ejercicio estético pero también de su crítica a la historia, de la cual Benn será su más importante y moderno representante. Así, siendo la cariátide un objeto de arte, no significa que este poema sea un Dinggedicht, sino por el contrario, representa la rebelión contra la funcionalización del objeto en nombre del proceso creativo y poético. Aquí todavía no aparece la tematización del proceso artístico y del arte en sí y por sí que veremos en el Benn tardío, pero se puede vislumbrar ya una primera mediación entre vida y arte, la cual, metonímicamente, se halla significada en un objeto artístico: la cariátide. Se trata, sin lugar a dudas, de uno de los poemas más importantes de su etapa expresionista, por cuanto resume magistralmente sus teorías literarias tempranas y las enlaza con su producción de madurez, no de una manera teleológica, por supuesto.
Cariátides del Erecteion en la Acrópolis
Entrücke dich dem Stein! Zerbirst
die Höhle, die dich knechtet! Rausche
Karyatide
Entrücke dich dem Stein! Zerbirst
die Höhle, die dich knechtet! Rausche
doch in die Flur! Verhöhne die Gesimse –
sie: durch den Bart des trunkenen Silen
aus einem ewig überrauschten
lauten einmaligen durchdröhnten Blut
träuft Wein in seinen Scham!
Bespei die Säulensucht: toderschlagene
greisige Hände bebten sie
verhangenen Himmeln zu. Stürze
die Tempel vor die Sehnsucht deines Knies,
in dem der Tanz begehrt!
Breite dich hin, zerblühe dich, oh, blute
dein weiches Beet aus groβen Wunden hin:
sieh, Venus mit den Tauben gürtet
sich Rosen um der Hüften Liebestor –
sie dieses Sommers letzten blauen Hauch
sie dieses Sommers letzten blauen Hauch
auf Astermeeren an die fernen
baumbraunen Ufer treiben; tagen
sieh diese letzte Glück-Lügenstunde
unserer Südlichkeit
hoggewölbt.
Cariátide del Erecteion de Atenas en el Museo Británico
* Aunque el verbo usado por Benn es Rausche, en imperativo, hago el traslado hacia el sentido dionisiaco no tanto de ebriedad, sino de irrupción repentina que conlleva.
Cariátide
¡Sustráete de la piedra! ¡Rompe
la cavidad que te aprisiona! ¡Irrumpe*
en la campiña! Mófate de las cornisas –
mira: por la barba del ebrio Sileno
desde un eterno tumultuar
estremecido por extraña música
gotea vino en su sexo.
Escupe la sed de las columnas: seniles
manos muertas temblaron
hacia nublados cielos. Derriba
los templos ante el ansia de tus rodillas
que anhelan danza.
Extiéndete, florece, oh, sangra
tu suave arriate de grandes heridas:
mira, Venus con sus palomas se ciñe
de rosas la puerta del amor de las caderas –
mira exhalar este último azul del estío
vagar a la deriva en el mar de ásteres hacia las lejanas
riveras brunas de los árboles; mira
alborear esta postrer hora falaz de felicidad
sobre nuestra meridionalidad
alta como una bóveda.
la cavidad que te aprisiona! ¡Irrumpe*
en la campiña! Mófate de las cornisas –
mira: por la barba del ebrio Sileno
desde un eterno tumultuar
estremecido por extraña música
gotea vino en su sexo.
Escupe la sed de las columnas: seniles
manos muertas temblaron
hacia nublados cielos. Derriba
los templos ante el ansia de tus rodillas
que anhelan danza.
Extiéndete, florece, oh, sangra
tu suave arriate de grandes heridas:
mira, Venus con sus palomas se ciñe
de rosas la puerta del amor de las caderas –
mira exhalar este último azul del estío
vagar a la deriva en el mar de ásteres hacia las lejanas
riveras brunas de los árboles; mira
alborear esta postrer hora falaz de felicidad
sobre nuestra meridionalidad
alta como una bóveda.
Publicado originalmente en Die weißen Blätter, III, 3. marzo.1916
* Aunque el verbo usado por Benn es Rausche, en imperativo, hago el traslado hacia el sentido dionisiaco no tanto de ebriedad, sino de irrupción repentina que conlleva.
1 comentario:
Cariátide (no conocia este concepto), muy interesante el sistema pedagogo que se utiliza, a hecho que un poema por de si complejo por su naturaleza lo haya disfrutado y entendido tan limpiamente.
Agradesco tan valioso esfuerzo al crear estos contenidos, a hecho que me interese de fondo en el autor y siga con profundidad su obra, no vamos lejos a hecho que lo conosca de la existencia de Gottfried Benn
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